jueves, 3 de abril de 2008

No sé si ponerme a dieta o hacer un curso de photoshop

A mi hermana Irene:
hace unos días te comenté que me había apuntado en el Polideportivo a hacer gimnasia de mantenimiento.
"¿De mantenimiento?" dijiste entre risas, "¿quieres decir para mantenerte como estás? Juajuajua!!!"












Pues sí, hoy he llegado a las 10 de la noche después de darme una paliza en el gym con mi equipo de "la tercera edad", con un hambre que parecían dos, y aprovechando que la analítica que me han dado hoy ha demostrado que mis niveles de colesterol están por debajo de lo normal, me he dado un homenaje a base de solomillo de ternera "au point" (¿se dice así?) con verduritas a la plancha.
Mi
gimnasio no es tan elitista como el tuyo. Y disfruto de la escasez de población que nos caracteriza en Menorca. El grupo que acude conmigo tres veces por semana está compuesto por algunas maestras, un abogado, dos oficinistas (masculinos)ambos bastante escuchimizados, alguna dependienta y funcionarios. Unos ocho o diez según los días.
Creo que soy la mayor de todos, aunque el abogado está bastante más estropeado, y el monitor le da un aire a Mick Jagger: igual de fibroso, pero con pantalón por la rodilla y veinte, sólo veinte años menos que el cantante.
La mayoria de nosotros venimos en chandal, o con camisetas grandes de propaganda de cualquier firma local. Llevamos una pequeña toalla, que guardamos en el maletero del coche, para cuando nos hacen sudar más, y al salir nos abrochamos la capucha de la sudadera y nos vamos cada uno a su casa, a ducharse (yo por lo menos). O sea, que nada de "glamour" ni "fashion victims"
Lo bueno que tiene el Poli, aparte del abono familiar de 30€ al trimestre para Vicen y para mí, es que la sala de gimnasia es amplísima, de techos altos y muy bien ventilada. Vamos, lo que en sí suele ser un gimnasio de instituto, pero con menos gente.
No hay nada que me resulte más desagradable que meterme a hacer ejercicio en una habitación cerrada con un montón de gente jadeando a mi alrededor y consumiéndome el oxígeno, como suele pasar en muchas salas de aparatos, de musculación, o de spinning.
Creo que voy a ser un poco más perseverante que en otras ocasiones, y ejercitaré músculos que no recordaba que tenía.
Aunque sólo me sirva para reforzar mi espalda, que se resiente de tantas horas de ordenador y tantos años de sostener en pie mi humanidad.


De todas formas, esto del gimnasio es una coartada estupenda para despistarse unas horas a la semana, y que nadie se extrañe si llegas un poco sofocada a casa, o con el pelo mojado después de una ducha… Hay que explotarlo más ;-P

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