domingo, 25 de enero de 2009

Ca'n Friki 2009:3ª Temporada

Mientras nos tomamos unas copas de Agua de Valencia frente a la chimenea, imaginando como si estuviésemos en las Fallas, veo que estamos mpezando la tercera temporada de la serie Ca'n Friki.

Antes de navidad, en una tarde de psiconáutica que no he querido comentar para que no me acusen de hacer apología de sustancias a-legales, nuestra amiga Merche (antes M(B)) descubrió que estábamos como en la serie de Friends, varias temporadas atrás.

Supongo que era por la similitud de la situación: sentados en los sofás del salón diciendo tonterías y escuchando risas de fondo que eran las nuestras propias.

Hoy veo que es verdad que tenemos nuestra propia serie. Y ya vamos por la 3ª temporada.

Y como en otras series hay personajes que las abandonan y otros nuevos que se incorporan: Al final JR va a dejar Ca'n Friki y deja su habitación y su lugar (eso es más difícil) a Merche, para vosotros M(B).

No sé cómo solucionan estas cosas en las series de TV. Bueno, sí: al actor de turno le ofrecen un nuevo papel en otro sitio y los guionistas, según si la salida de la serie es mejor o peor acordada, se lo cargan de manera más o menos cruel - o viceversa-: a uno lo atropella un coche o le ponen una bomba ("Los hombres de Paco"), otros se van a estudiar o a trabajar al extranjero (7 vidas), o los asesina una banda rival (Prison Break). Otros se van a tener su propia serie, en lo que se viene a llamar "spin-off" ("Aída", "Sin cita previa") y de vez en cuando hacen un "cross-over", apareciendo fugazmente en las series de las que salieron, y dando lugar a pequeños episodios recopilatorios llenos de "flash-backs" ... ¿Creéis que veo demasiada televisión? No, no es eso. No tengo tiempo para ver los episodios enteros, así que me leo las sinopsis y me vale casi lo mismo.

Pues eso va a pasar ahora con Julián: Ha decidido quedarse en Madrid y esta semana viene a recoger sus cosas, llevarse su coche y hacer un montón de flash-backs con sus momentos más estelares. De vez en cuando llamará por teléfono. Si hay suerte, a lo mejor escribe aquí alguna de sus andanzas por la capital. Y quizá en verano se acuerde de lo bellas que son aquí las playas, de que no hay que pagar por aparcar, ni hay que buscar aparcamiento, ni hay que hacer reservas en los restaurantes, ni esperar a que se vacíen las mesas de las terrazas...

Le echaremos mucho de menos. Sobre todo yo, a mi pez payaso.