De cómo hemos llegado hasta aquí

Ca’n Friki es nuestra nueva casa. ¿Nuestro nuevo hogar? quién sabe!

Llevábamos viviendo cada uno por separado nuestra existencia en la isla desde hacía meses, alguno de nosotros años incluso... Aunque trabajamos en la misma empresa, en departamentos diferentes, coincidíamos bastante fuera del trabajo, tomando copas, en la playa, al cine. Tampoco es que la oferta de ocio sea muy variada ni muy amplia. Es la queja generalizada de los que caemos en La Roca. Pero estábamos se acuerdo los cuatro en disfrutar de la calidad de vida que aquí tenemos, sin atascos de tráfico, sin grandes distancias que recorrer, buen clima y bellos parajes.

Yo soy M. Estoy escribiendo en primera persona, aunque cualquiera de mis compañeros puede tomar el relevo en cualquier momento. Para rectificarme, contradecirme, o contar algo que yo prefiera callarme. Son así de majos.

Llevo más de dos años en la isla. Cuando llegué, mi hijo tenía 14 años y un cabreo impresionante por haberlo arrancado de su instituto, de sus amigos de toda la vida, de su habitación tan cómoda y tan desordenada. Encontré un piso bastante amplio cerca del centro de la ciudad, y cerca también de su nuevo instituto. Lo que menos deseaba en esos momentos era convertirme en chofer, mañana, tarde y noche, de un adolescente enfurruñado, y prefería que él tuviera autonomía para encontrar nuevos amigos, sin depender de mis horarios y mi disponibilidad, que no es mucha. Con el tiempo, le había propuesto cambiar de piso y buscar algo más cerca de la playa, o en alguna urbanización o comunidad con piscina, pero V. (el niño) ya se había encariñado con el vecindario y no queria cambiar.

JR es de Madriz. También lleva más de un año en la isla. Y aunque al principio compartía piso en un pueblo a 8 km, desde abril se había mudado con sus compañeros a otro piso en el centro de la ciudad. Tan en el centro que tres veces por semana le montaban el mercadito bajo la ventana de su habitación a las seis de la mañana. Un infierno. Y una buena excusa para irse a dormir "tajao", con un nivel de insconciencia cercano a la anestesia general. En realidad éramos casi vecinos: nos separaban unos cien metros, y oíamos los mismos atronadores escapes de las motos (lo pudimos comprobar en alguna ocasión, mientras hablábamos por teléfono). Empezamos a salir bastante, casi todos los días. ¿Para qué vamos a cenar cada uno solo en casa, viendo la tele, cuando podemos pedir unos pinchos en la terraza de abajo? Y así, los fines de semana empezaban los martes. Fue una asociación de lo más perjudicial, para nuestro hígado y nuestro bolsillo. Y agotadora.

JJ también es de Madriz. Lleva desde febrero(2007) en la isla, por lo que es el más reciente. También es el que menos tiempo ha estado en la empresa, porque lo despidieron justo cuando encontramos Ca’n Friki. Por entonces vivía en una casita en primera línea de mar, y empezaba a disfrutarla después de haber sobrevivido al crudo invierno, con invasión de mohos, caracoles, humedades y vientos gélidos. No entraba en sus planes compartir vivienda, porque se considera el más friki de todos. Pero ante las previsibles restricciones del nuevo ciclo económico a que se enfrentaba, con un mes de retraso y muchas vacilaciones, aceptó formar parte de nuestra comuna.

Fer es un poco trotamundos. Llegó en enero (2007) a la isla desde Sevilla, pero no se le notaba nada. Y tampoco es sevillano. A los dos días, para asombro y envidia del resto de la gente del trabajo, había encontrado habitación en una casa compartida con dos parejas de lesbianas. Naturalmente, todos ponían ojitos de imaginar escenitas de porno lésbico blando por las escaleras de la casa. Nada más lejos de la realidad. Y para qué hablar de la convivencia: si sería difícil juntar dos matrimonios heteros, imaginaros cuatro mujeres juntas. Debía haber malos rollos por doquier. Todo esto tampoco es que me lo haya contado F, han sido comentarios sueltos que he ido pillando: no teníamos tanta confianza por entonces. El caso es que el piso se disolvió, creo que se fueron a vivir cada pareja por su lado, y F se acomodó a compartir casa con otra compañera del trabajo, pero tampoco duró mucho la cosa, porque ésta prefería vivir sola que soportar el desorden de F. Es un poco dejado, es verdad, pero creo que a ella le afectaron más las visitas de las novias de F.

Y así estábamos: F tenía que buscar nuevo alojamiento y los demás le ayudábamos aportando teléfonos, datos e ideas. Vimos un anuncio en el bar donde solíamos almorzar: Casa de campo, 5 dormitorios, 5 baños, piscina, jardines, etc, etc,:Vamos a verla!!!

Cuando JR iba entrando en las habitaciones estaba tan emocionado que me apretaba la mano a escondidas de la casera: "Dí que sí, dí que sí!!!" A pesar de que yo era la menos preocupada por mudarse.
Voy a obviar todos los cálculos que hicimos cada uno y entre todos para ver si nos interesaba/ convenía venir a vivir juntos, cómo tuve que convencer a V. de que se viniera a vivir con "mis repelentes amigos" y como hemos disfrutado del final de este fantástico verano 2007.
Creo que está claro que me gusta más hablar de los demás que de mí misma. Espero que no se me enfade nadie

Escrito por canfriki el 04/11/2007 11:52 Comentarios (1)