miércoles, 22 de abril de 2009

Semana Santa pasada por agua

Como las (mini)vacaciones de Semana Santa no eran muy propicias para salir de aquí, por el precio de los billetes de avión principalmente, me quedé a hacer compañía a Vicen y a Fer en Ca'n Friki, y a estudiar un poco también.

En primer lugar, el mal tiempo que nos caracteriza hacía impensable escaparse algo más que un rato a la playa. Y después, paseando con el coche por esas carreteras serpenteantes, sin carteles, sin señales, sin publicidad; nada más que las vacas tumbadas en el pasto para sobrellevar mejor la tramuntana, y algún caballo que asomaba por encima de alguna "paret seca", me dí cuenta de que había visto ya todos los atardeceres posibles en la isla, y muchos amaneceres también. De que casi puedo llamar por su nombre a las vacas que suministran a la Kraft Foods y de que es imposible que encuentre una cala lejana donde despelotarme a ¿tomar el sol? sin que acabe saludando a algún contratista local, que ha pensado lo mismo que yo y se ha escapado a la playa con la mujer, o con su amiga sudamericana que flipa con el frío que hace.

Menorca se me ha terminado. O ella ha terminado conmigo. Han sido cuatro años largos y los he disfrutado mucho. De verdad. Pero creo que ha llegado el momento de pasar página y buscarme nuevos horizontes.

Lo malo es que seguramente tardaré todavía unos meses en poder salir de aquí. No sólo por el trabajo, que se me acaba en escasos 50 días, sino porque le he prometido a V que nos quedaríamos aquí un año más para que él pueda terminar al menos el ciclo formativo que está haciendo. Espero que no convierta esa promesa en una especie de "manto de Penélope" y pretenda seguir haciendo la FP cuatro años más.
Y espero que la liquidación y la prestación por desempleo me permitan encontrar algún chollo en forma de vuelos low-cost y escapar de cuando en cuando a tierra firme: a Ehpaña, por lo menos.

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